lunes, 17 de diciembre de 2012

Nationalpark Berchtesgaden

Con este nombre, tendremos que empezar por un letrero...


Es una excursión fantástica a realizar desde Munich o desde Salzburgo (mucho más cerca). Nosotros la realizamos desde Munich utilizando el tren. Con el "Bayern pass" cinco personas pueden realizar el trayecto por 34 euros. El problema es que está a más de dos horas y, al final, el día  se te queda un poco corto.

Por lo demás la excursión consiste en visitar el que se considera el lago alpino más bonito de Alemania. Para ello, todavía hay que coger un autobús desde la estación de tren de Berchtesgaden hasta el pueblo de Schönau, a unos cuatro o cinco kilómetros (incluido en el precio del billete de tren). Allí se toman las barcas, 16,30 euros por persona que te llevan hasta el final del lago. Se puede hacer un trayecto más corto por 3 euros menos hasta la iglesia de San Bartolomé, pero la verdad no le veo la gracia.


Es de destacar que las barcas, a pesar de que empezaron a funcionar a principios del siglo XX, han sido siempre eléctricas. Tienen un aire "retro"que las hace muy atractivas.



Durante la navegación se observa un paisaje bastante bonito y se divisan algunas cascadas, el guía te hace una gracia con la llamada "pared del eco" e incluso al principio se ve de lejos otro de los atractivos de la zona, el "nido de águila", un refugio construido para Hitler.

Para nosotros lo más interesante es la segunda parte del trayecto, una vez abandonado el embarcadero de san Bartolomé


cuando llegas al embarcadero del final del lago


Desde allí, un corto paseo de unos 15 minutos te lleva a la orilla del lago superior, donde disfrutas de una vista fantástica con unos reflejos en el agua preciosos. Evidentemente se trata de la cabecera del valle glaciar, divisándose más arriba el antiguo circo glaciar.


Se puede seguir por la orilla del lago hasta la cascada en unos 30 o 40 minutos más, el problema para nosotros es que, como habíamos tardado tanto en llegar pues ya era inviable.


Lo que sí pudimos permitirnos fue una comida al aire libre en un chalet próximo al lago, con unas vistas fabulosas. la comida nada del otro jueves, pero bueno...



A la vuelta perdimos el último autobús a Berchtesgaden y tuvimos que coger un taxi que amablemente nos pidieron desde una gasolinera. Son sorprendentes los horarios de esta gente...

Así que mientras esperábamos la hora de salida del tren, pues dimos un paseo por el pueblo, Berchtesgaden, que a esas horas estaba ya medio muerto, pero que es bastante bonito:


A pesar de todo algunos paisanos todavía le daban una imagen de tipismo con la que nos despedimos de este ambiental-hito.